La historia va de la siguiente manera: iba en un vehículo, y me detuve frente a un semáforo, precisamente de éstos que duran toda una eternidad para cambiar a la luz verde de nuevo. Enfrente tengo un camión con trabajadores en la parte de atrás, y par de carros más a mi derecha. Un edificio y una valla completaban mi visión del fondo de la escena. Para matar el tiempo, me disponía a sketchar el paisaje, cuando en eso veo que desde la isleta de la izquierda viene un tipo sosteniendo una niña en sus brazos; va a cruzar la calle. La niña lleva en su mano una mochila de Mickey Mouse rosada la cual, durante el proceso de cruce, dejó caer. El tipo ni se había dado por enterado, a no ser por uno de los trabajadores del camión que sí se da cuenta, le llama a gritos, y ahí es donde el primero regresa, toma la mochila del suelo, y logra cruzar al otro extremo de la calle. Como bien dije que la luz duraba una eternidad para cambiar, no se puso verde hasta dentro de mucho rato después. Por suerte, y para mi eterno autoagradecimiento, tengo la costumbre de dibujar todo a lápiz primero. Me permitió reconstruir la escena después sin tener el desastre de líneas unas encima de otras. Lo más gracioso del hecho fue la sonrisa del trabajador mientras veía alejarse al otro hombre y la niña. Sabía que, sin ella sospecharlo siquiera, le había hecho feliz. Repitan todos después de mi: faith in humanity, restored. Amén.
Post #80 del proyecto 365 que llevo en mi blog. Para seguirlo:
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