Al llegar más temprano de la cuenta al centro de rehabilitación para recoger a mi madre, tuve que esperar sentado en una mesa que compartía con estas dos señoras. La de la izquierda es más tímida y callada; la de la derecha no cierra la boca un minuto, hablando sobre su hija mayor, y Balaguer. Dónde coinciden ambos en la historia, no estoy seguro de haberme dado cuenta. En lo que mi madre salía, las terapistas me pusieron a servirles café en vasos plásticos a las señoras, para "ponerme a hacer algo". Seguro ahí fue donde me perdí el punto de la hija y el ex-presidente. Next time tendré mejor suerte, seguro.
Post #74 del proyecto 365 que llevo en mi blog. Para seguirlo: www.pop69.blogspot.com
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